Aunque una lesión la dejará fuera de competencia este año, la maratonista Sarah Kristin Garthe decidió regresar a San Juan para vivir la 9na edición desde adentro. Enamorada de sus paisajes, su gente y el espíritu deportivo de la provincia, será voluntaria en la carrera que ya considera una de sus favoritas.
La maratonista internacional Sarah Kristin Garthe no podrá ser parte de la línea de largada este año en la Maratón de San Juan debido a una lesión que arrastra desde abril. Sin embargo, su presencia no pasará desapercibida. Lejos de quedarse en casa lamentando la oportunidad perdida, decidió acompañar el evento desde otro lugar: como voluntaria y embajadora del espíritu deportivo.
Sarah lleva cuatro visitas a la provincia y asegura que su relación con San Juan es mucho más profunda que una simple participación en una carrera. “Lamentablemente este año no voy a poder correr, pero igual siempre es agradable venir a visitar, pasear un poco, salir de la rutina y entrenar con amigos”, expresó en diálogo con Ojo Deportivo. En la conferencia de prensa oficial, incluso vistió una remera con la frase “Yo amo San Juan”, testimonio gráfico de un cariño auténtico.
Radicada en Chile, Garthe reconoce que San Juan le ofrece algo más que buenas rutas de entrenamiento. “Volví primero por los paisajes, pero me terminé quedando por la gente. El sanjuanino es muy apoyador, muy compañero y agradable. Se genera una comunidad que te acompaña, te invita a entrenar, a compartir mates, a disfrutar. Esa calidad humana es lo que más valoro”, contó con una sonrisa.
Aunque ha recorrido otras provincias argentinas como Santa Cruz y ciudades chilenas donde también ha encontrado buenos vínculos, destaca que la estructura deportiva, el clima y el trato hospitalario de San Juan la convierten en un destino inmejorable. “En mi ciudad somos pocos y el clima es duro. Acá es ideal para entrenar, y eso también ayuda a la recuperación”, explicó.
Junto a su pareja, Sarah llegó a comienzos de julio por tierra, aprovechando para recorrer, entrenar y escapar del crudo invierno patagónico. “Fue una mezcla de cosas: visitar gente, hacer turismo, salir de la rutina. También vine a tratar mi lesión porque acá hay muy buenos kinesiólogos. Estoy con el equipo de Cura Brochero y la verdad es que me sentí muy motivada, me acompañan en la recuperación sin frenarme por completo”, detalló.
El diagnóstico fue claro: síndrome piramidal, con dolor ciático, una molestia que la obliga a tomarse el regreso a la actividad con paciencia. “No tengo fecha para volver a competir. Depende mucho de cómo evolucione, pero tengo en mente algunas carreras. Lo importante es no apurar al cuerpo”, sostuvo con madurez deportiva.
Este domingo, en vez de los geles energéticos y el reloj marcando parciales, Sarah tendrá en sus manos una botellita de agua para hidratar a otros. O tal vez esté en el puesto de logística, animando a quienes larguen con nervios y sueños. “Estoy súper triste por no correr, porque esta es una de mis maratones favoritas. Pero no me lo quería perder. Así que este año voy a participar desde otro lado, apoyando a la gente que corre. Es un tremendo evento y está bueno vivirlo también así”, afirmó con convicción.
Sarah Garthe representa el espíritu del deporte que va más allá del rendimiento. En su historia con San Juan se mezcla la pasión por correr, la admiración por el entorno y, sobre todo, el amor por la comunidad que encontró en la provincia. Y aunque este año no corra, su presencia será, sin dudas, una de las más sentidas en esta 9na edición.
Agradecimiento especial al colega Gerardo Mesina por la realización de la entrevista para Ojo Deportivo, y a Ricardo Rodríguez, fotógrafo de la Secretaría de Deportes, por las imágenes que acompañan esta nota.