El ciclista de San Juan será uno de los representantes argentinos en los Juegos Panamericanos Junior 2025. Con presente europeo y sueños de medalla, se prepara para dejarlo todo en Paraguay.

Ramiro Videla está viviendo un año bisagra en su carrera deportiva. A sus 18 años, el joven ciclista sanjuanino fue convocado para representar a la Selección Argentina en los Juegos Panamericanos Junior que se disputarán en Asunción del 9 al 23 de agosto, y será uno de los cuatro pedalistas oriundos de San Juan que integrarán la delegación nacional.

En diálogo con Ojo Deportivo, Videla expresó su entusiasmo por esta nueva etapa: “Recibí la noticia con mucha alegría y con ganas. Es mi primer año como Sub23 y tuve la posibilidad de hacer la temporada en Bélgica. Pude agarrar un lindo nivel, tanto en ruta como en pista”.

Representar a la Argentina es un sueño que se le sigue haciendo realidad, y cada vez que lo vive, lo disfruta como la primera vez. “Vestir los colores de tu país no tiene explicación”, aseguró con emoción.

En cuanto a su preparación, Ramiro cuenta que viene de una exigente agenda competitiva y de entrenamientos de alto rendimiento: “La preparación fue muy buena porque hicimos bastante carrera de ruta, estuvimos en Sierra Nevada y ahora nos toca concentrar en Rafaela con los chicos de la selección”. Además, compartió que suele entrenar y hablar del torneo con otros sanjuaninos convocados, lo que refuerza el sentido de pertenencia con su provincia.

Sobre su año deportivo, el balance es más que positivo: “Mi temporada 2025 está por terminar, pero ya estoy pensando en la del año que viene en Europa”, dejando en claro que su proyección internacional está en marcha y con objetivos firmes.

Cuando se le consulta por las expectativas en Asunción, Videla no duda: “Tenemos un muy buen equipo para afrontar los Juegos Panamericanos. Vamos a dar todo y más por la Selección Argentina”.

Con la mirada puesta en el podio y la energía intacta, Ramiro Videla se alista para representar al país y a San Juan con la entrega que lo caracteriza. El sueño continúa, pero cada pedalazo lo acerca un poco más a hacerlo realidad.