“Soy competitiva a morir”: la vida entre viajes, pádel y risas de Agostina Dalmónego
Fotos: Osvaldo Noguera

La primera batalla de Agostina no fue en una cancha de pádel, ni en una de hockey. Fue contra su propio apellido.

En las planillas, en los comentarios, en las transmisiones: Dalmónego, Dalmonego, acentos inventados, dudas eternas. Ella se ríe: “Estoy acostumbrada, ya ni me molesta”. Pero en la pista, en el Jockey o en cualquier club de Mendoza o Buenos Aires, ya no hay confusiones: la sanjuanina de Media Agua se ganó su nombre a fuerza de puntos, títulos y una personalidad que no pasa desapercibida.

Junto a su compañera y amiga Macarena Gómez, Agostina viene de cerrar un año soñado: campeonas y pareja Nº1 del circuito mendocino, finalistas en Chile, protagonistas en los torneos más competitivos del país y parte del programa de Alto Rendimiento de San Juan. Todo eso viajando desde Media Agua, entrenando en la capital, estudiando y bancándose una muñeca lesionada que pide descanso… pero la cabeza pide más pádel. “No pienso en otra cosa. Ahora estoy cien por ciento abocada al pádel”.

2025-12-04 Ojo Deportivo: Agostina Dalmónego

Del pádel al hockey… y del hockey de vuelta al pádel

Aunque muchos la conocieron primero con stick y bocha, Agostina lo deja claro: “Lo primero que hice fue pádel”. Arrancó a los 13 años en una escuelita. Dos años de clases, peloteos, aprendizaje… y después el cambio de deporte: su hermana jugaba al hockey, la empezó a llevar y Agos se enganchó. Como es de Media Agua y no había cancha de césped, se armó una liga de pista y ahí se quedó varios años.

Hasta que apareció la oportunidad grande, un árbitro y profe de hockey la vio jugar y le dijo: “Yo te quiero llevar al centro, quiero que juegues en la universidad”. A los 15/16 años, un llamado, una charla en familia y un viaje que le cambió todo: se vino a San Juan capital, se enamoró del hockey sobre césped y soñó con seguir creciendo ahí.

Pero la vida deportiva de Agostina nunca fue lineal. Entre viajes interminables en colectivo, entrenamientos, obligaciones y una lesión, el hockey quedó atrás… y el pádel volvió a aparecer cada verano, cada pretemporada, cada corte. “En el verano siempre volvía al pádel. Cortaba todo y volvía a la cancha. Nunca dejó de gustarme”.

Entre 2018 y 2019 tomó la decisión: chau hockey, hola pádel de lleno. Desde entonces, no hubo vuelta atrás.

Maca, la pareja que “machea” adentro y afuera

Si hay un personaje clave en la historia deportiva de Agostina es Macarena Gómez. No solo es su compañera de equipo: es amiga, socia deportiva, cómplice de anécdotas y también coprotagonista de varias discusiones en plena final.

Agos no recuerda con precisión cómo empezó todo: “Sé que en un torneo en San Juan perdimos la semi, y desde ahí no volvió a jugar con otra persona que no fuera yo en damas”, cuenta entre risas. La madre de Maca fue quien la fue a buscar: “Yo quiero que vayas a jugar un turno con Maca”. Y el resto es historia.

2025-12-04 Ojo Deportivo: Agostina Dalmónego

¿Y qué la convenció? “No sé, todo. Su personalidad. Yo necesito llevarme bien con alguien adentro de la cancha. Podés jugar con alguien que juegue más o menos, mejor o peor, pero el feeling que tengo con ella es muy difícil encontrarlo con otra persona”.

Agos es zurda y juega de drive, algo que le da una ventaja táctica importante a la dupla: las dos quedan con el drive hacia el centro, lo que hace más agresivo el juego, sobre todo en el cruzado. Pero lo que las hace fuertes no es solo la táctica: es la confianza, la forma de decirse las cosas y la manera en que aprenden a reacomodarse después de discutir.

Como en esa final en Mendoza, cuando una pelota que para ellas fue claramente buena se cantó mala, repitieron el punto, perdieron el set y Maca salió caliente. Agos la frenó: “Le digo: ‘Macarena, en serio, ya está, ya pasó, no vuelve más. Cambiá la cara porque se te nota que estás enojada’”.

La escena se repite a veces: puntos polémicos, viento, pelotas al medio y discusiones en plena adrenalina. Pero siempre terminan igual: corrigiendo, aprendiendo y volviendo a competir juntas.

Cabeza caliente, psicólogo deportivo y “terapia de pareja”

Hay algo que atraviesa toda la entrevista: Agostina es cien por ciento competitiva. Lo dice ella, lo ven sus amigas, lo sufre Maca, lo disfruta el público. “No me gusta perder ni unas bolitas. Me frustro, me cuesta sacarme el enojo de encima”.

Por eso empezaron a trabajar con un psicólogo deportivo. No solo por el rendimiento, también por la relación entre las dos. “Empezamos a ir al psicólogo deportivo por muchas cuestiones. Muchas veces salía de la cancha y no quería hablar, o Maca me notaba rara. Yo soy la más temperamental. Entonces dije: esto es un problema mío y lo tengo que manejar. Literal, parece terapia de pareja”.

El desafío es lograr que esa euforia juegue a favor y no en contra. Grita puntos, mete carácter, se enoja, discute… pero también es capaz de reírse de sí misma, frenar y volver a jugar. Y mientras tanto, sigue obsesionada con mejorar: “Soy re perfeccionista. Termina un torneo y vuelvo a casa a ver el partido por YouTube, a repetir puntos diez veces, a decir ‘¿por qué hice esto?’ o ‘qué bien que hice esto otro’”.

Entre el pádel y el quirófano: presente y futuro

Además del pádel y el gimnasio, Agostina estudia Instrumentación Quirúrgica. Terminó de cursar y está en esa etapa de transición donde el deporte empezó a ocupar casi todo el lugar. “No estoy tan segura de lo que quiero hacer con eso, pero sí sé que ahora mi vida es entrenar y competir”.

Sobre el 2026, la hoja está en blanco pero con algunas líneas marcadas: definir si siguen entrenando con Pablo hasta fin de año, frenar en enero sí o sí, hacer pretemporada en febrero y cuidar una muñeca que viene pidiendo descanso por una inflamación.

Mientras tanto, el calendario se seguirá llenando de viajes, torneos y desafíos. Habrá errores, pelotas a la faja, discusiones, puntos épicos y gritos de “¡vamos, Maca!”. Habrá cansancio, pero también esa sensación que respondió cuando le preguntaron qué la hace sentirse viva: “Poder hacer todo lo que hago. Tener la oportunidad de hacer deporte hoy en día y hacerlo bien. Eso me hace levantarme y querer más”.

En Media Agua, en el Jockey, en Mendoza, en Chile o donde la lleve el pádel, ya nadie duda cómo se pronuncia su apellido. Agostina Dalmónego se encargó de escribirlo bien grande en cada cancha.